Tus células crepitan con señales eléctricas que guían el desarrollo embrionario y curan heridas. Si podemos aprender a modificar este «código bioeléctrico», podríamos prevenir el cáncer e incluso desarrollar nuevas extremidades.
Salud
22 febrero 2023
CUANDO Dany Adams reprodujo las imágenes por primera vez, no había nada que ver. El renacuajo había desarrollado la cola lo suficiente como para nadar fuera de la toma, dejando solo una pantalla en blanco. «Oh, bueno», recuerda haber pensado. «Otro que muerde el polvo.» Pero la cámara había estado funcionando toda la noche, así que rebobinó diligentemente la cinta por si acaso había captado algo interesante. Interesante no empezaba a describir lo que vio. «Me quedé boquiabierta, hasta el suelo», dice.
El video mostraba un embrión de rana ocupado dividiéndose para convertirse en un renacuajo. Luego, esta pequeña y suave mancha comenzó a iluminarse. Patrones eléctricos proyectaron una serie de imágenes inconfundibles a través de él: dos orejas, dos ojos, mandíbulas, una nariz. Estas proyecciones fantasmales no duraron mucho. Pero 2 o 3 horas después, exactamente donde habían brillado, aparecieron las cosas reales: dos orejas, dos ojos, mandíbulas, una nariz. Aquí, por fin, estaba la prueba que había estado buscando en su papel en un proyecto de una década emprendido por Michael Levin en la Universidad de Tufts en Massachusetts. Mostró que los patrones eléctricos proporcionan un modelo que da forma a un cuerpo en desarrollo, coordinando dónde poner su cara y hacer crecer sus otras características.
Por asombroso que parezca, es solo uno de los muchos roles que desempeña la electricidad en la biología. Cada vez hay más pruebas de que, además de instruir el desarrollo, la electricidad influye en todo, desde la curación de heridas hasta el cáncer. «Los gradientes bioeléctricos y la comunicación son fundamentales para estar vivo», dice Levin. Si podemos mapear este «electrómico» y aprender a decodificarlo, algunas consecuencias sorprendentes para nuestra salud serían solo el comienzo.
Si alguna vez has ahorrado un…